lunes, 13 de abril de 2009

Habra sido el destino o ese vaso de vino...

Ufff, que de cosas suceden!!! todos los dias son tan distintos...!!!
Caimos en Buta Ranquil al norte norte de Neuquen, uno de esos pueblos perdidos en el mapa donde la gente te mira sabiendo que no sos de ahi. Pusimos la carpa en una plazoleta al lado de una pequeñisima estación de servicio y pasamos la noche al costado de la ruta. Al otro día, Luis, un trabajador de empresa petrolera nos llevó por una destruida ruta 40 entre montañas y quebradas, que parecian mas una foto del Norte argentino que de Cuyo, a Malargüe primera parada en Mendoza.
Malargüe nos recibió con sorpresas, kilo de tomate $1, kilo de pan $2,50 y asi muchas cosas, encantados nos fuimos al camping y nos instalamos por varios días. Empezamos a tirar el paño en la plaza, a ver si vendiamos algo de las artesanias que veniamos fabricando, y en el transcurso de los días comenzamos a conocer un poco mas la ideosincrasia de esta sociedad, que ya no nos caia tan simpática y que no nos miraba con los mejores ojos. Un día en la plaza se presentó el Tordo, artesano descendiente de Huarpe que hacia años vivia ahi, y nos invitó a su casa. Fuimos a la noche a su casa a tomar unas copas y nos enteramos de lo que veniamos olfateando. Malargüe es una ciudad manejada por Militares y Sacerdotes Católicos (combinación siniestra, si las hay...) donde cualquier cosa ajena a esa cosmovision es mal vista, discriminada, y hasta perseguida como en antiguas épocas de la Argentina. Al otro día decidimos partir pero antes pasamos a saludar al tordo y a su grupo de gente que habian tomado unas tierras alejadas de la ciudad y donde empezaban a construir un refugio donde resistir la discriminación y poder construir una alternativa nueva, comimos unas empanadas hechas en horno de barro, compartimos mates y experincias y partimos.

Mario, camionero de San Rafael nos llevó hasta la Villa 25 de mayo, a 20 km de San Rafael y por esas hermosas casualidades de la vida, conocimos a Nito, Viviana, Enrique el abuelo y los hijos, una familia de la villa (lugar pacifico y tranquilo, lleno de arboles...) que abria las puertas de su casa a cualquiera, sin distinción. Una casa-quinta, que pronto serà camping, con pileta, cancha de futbol, cancha de voley y hasta un laberinto, nos albergó por casi 10 días.

Nos pasamos los días en la pileta, tomando damajuanas el Misionero, comiendo pollos a la parrilla o asado, fabricando artesanias, compartiendo mates con la familia y cada tanto yendo a San Rafael a vender algo, a hacer alguna compra o a visitar bodegas (Valentin Bianchi, Suter y La Abeja).


Un día tomando una cerveza en la villa, conocimos a Antonio, Facundo y Ale, con quienes terminamos compartiendo un asado y un par de diás despúes nos fuimos a dormir a la casa de Facu, para luego salir al Valle. Visitamos el Valle Grande, un lugar bellisimo, aunque nos fuimos rapidamente espantados por la mugre y por estar demasiado preparado para el turismo.

Marisol se fue a Cordoba a visitar a su familia y quedamos solo los 3. Al otro día, Nito, Viviana, la flia y una familia vecina, nos preparó una comida para despedirnos a Ceci, a Fede y a mi. Noquis y pollo al disco todo hecho a leña, cerveza y vino, asi nos pasamos la tarde entre guitarra, anécdotas y risas, nos dimos unos buenos abrazos con todos y agradecimos el hermoso trato que nos dieron durante tantos dias...

En San Carlos, dormimos en lo de Lalo y Moni, dos artesanos ceramistas amigos del tordo, y luego partimos a Tunuyan. Paramos en el camping municipal (donde nos tuvimos que bancar todo un día de cumbia al palo...) y nos dedicamos a vender artesanias en la peatonal. El ultimo día tuvimos la grata sorpresa de encontrarnos con un amigo de Merlo y de la vida, el Gula (Walter), quien nos invito a pasar unos días en su casa de Mendoza.
¿Y que no hicimos con el Gula y Etel, su chica? Para empezar, como buenos "turistas extranjeros" que visitan las cataratas del Iguazu o van a la cancha de Boca, no podiamos dejar de ir a ver el Aconcagua, asi que hacia alla fuimos. Asadito al costado de unos galpones abandonados del ferrocarril en Puente del Inca y luego caminata hasta el mirador del Cerro, los chicos se volvieron y nosotros nos quedamos a pasar la noche en un hostel. Al otro día escalamos unos cerros bastantes peligrosos, donde nos perdimos de vista un rato y a la noche nos volvimos a la casa de los chicos.

Como llegaba Semana Santa, fuimos a fiscalizar la artesania a la plaza y entramos en la Feria artesanal de Mendoza para ocupar medio puesto por 4 días. El jueves empezamos a ir a la Feria a vender. Compartimos puesto con Heber, un boliviano que vendia cosas de cuero, del cual nos hicimos buenos amigos y con el que nos reimos mucho por sus ocurrencias e ideas. "Los chinos no te compran, te copean...(copian)" nos repitió varias veces o "tiene que haber guerras para que haya trabajo" nos dijo luego de firmar un planfleto a favor de la marcha mundial de la Paz organizada por el movimiento humanista. Tambien nos hicimos buenos amigos de Martin, dibujante y caricaturista, un grandote bueno, tranquilo, inteligente y bastante comico con quien intercambiamos una pulsera por un retrato.


¡En muchos lugares nos trataron muy bien pero en pocos nos malcriaron tanto! El Gula y Etel nos venian a buscar a la feria, nos preparaban la cena o nos dejaban el desayuno. Nos invitaron a comer mariscos y nos llevaron al cine. El domingo nos fuimos a comer un asado a orillas de un rio y luego nos dejaron en la plaza y asi pasamos los días con ellos, siempre anticipandose o atentos a nuestras necesidades. Me resulta dificil explicar el trato que nos dieron y mas dificil me resulta agradecerselo, no encuentro las palabras.


El sábado los chicos nos llevaron a una fiesta. En una de las paredes de la casa del dueño que nunca conoci, habia un poster de una muestra de fotos que decia "el truco de perder la infancia" me encantó el título y me hizo reflexionar... cuando era chico jugaba en el fondo de mi casa (donde habia mucho mas verde y arboles que ahora) a perderme entre la vegetación, me sentia explorando un bosque y me encantaba...hoy el fondo de mi casa me parece Argentina, y lo mejor (o lo peor?) es que me sigo sintiendo un niño y más cuando encuentro un amigo como el Gula que me malcría como mi abuela, dandome todo los gustos y estando atento a lo que necesito... me parece que en la fiesta tome un poco de más!!! ...pero acaso debo encontrar el truco para perder la infancia?